sábado, 14 de agosto de 2021

Los Pumas su primer partido de las 4 Naciones del hemisferio Sur - Rugby 4 Naciones hemisferio Sur



The Rugby Championship (El Campeonato de Rugby) es un torneo internacional y anual de rugby que se realiza desde 2012 y en el que participan las selecciones nacionales de Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.

fixture y fechas



Formaciones


Los Pumas: ​1 Nahuel Tetaz Chaparro, 2 Julián Montoya (C), 3 Francisco Gómez Kodela, 4 Guido Petti 5 Marcos Kremer, 6 Pablo Matera, 7 Facundo Isa, 8 Rodrigo Bruni, 9 Felipe Ezcurra, 10 Nicolás Sánchez, 11 Matías Moroni, 12 Jerónimo De la Fuente, 13 Santiago Chocobares, 14 Bautista Delguy, 15 Santiago Carreras.

Suplentes: 16 Facundo Bosch, 17 Carlos Muzzio, 18 Santiago Medrano, 19 Tomás Lavanini, 20 Matías Alemanno, 21 Gonzalo Bertranou, 22 Domingo Miotti, 23 Sebastián Cancelliere.



Sudáfrica: 1 Ox Nche, 2 Joseph Dweba, 3 Wilco Louw, 4 Eben Etzebeth, 5 Lood de Jager, 6 Siya Kolisi, 7 Kwagga Smith, 8 Jasper Wiese, 9 Cobus Reinach, 10 Elton Jantjies, 11 Aphelele Fassi, 12 Frans Steyn, 13 Jesse Kriel, 14 Sbu Nkosi, 15 Damian Willemse.

Suplentes: 16 Malcolm Marx, 17 Trevor Nyakane, 18 Vincent Koch, 19 Marvin Orie, 20 Marco Van Staden, 21 Dan Du Preez, 22 Herschel Jantjies, 23 Morné Steyn.

Fecha: Sábado 14 de agosto

Estadio: Nelson Mandela Bay Stadium, Port Elizabeth

Kick-off: 12.05 (hora argentina)

Árbitro: Andrew Brace (Irlanda)

Asistentes: Karl Dickson (Inglaterra), AJ Jacobs (Sudáfrica)

TMO: Tom Foley (Gales)

Día, hora y TV

El partido se disputará este sábado 14 desde las 12:05 en el Nelson Mandela Bay Stadium de Port Elizabeth y lo podés ver en ESPN 2. 

Los Pumas debutan ante Sudáfrica en el Rugby Championship, el sábado en vivo desde las 11.30 por ESPN 2



Los nuevos Boks 'tienen la experiencia' para darle Stick a Los Pumas.
por Mahlatse Mphahlele 14-8-2021
para Sunday Times Sudafrica



Entrenadores asistentes Springbok Mzwandile Stick. ImagenSA Rugby / Twitter

El entrenador asistente de Springbok, Mzwandile Stick, espera una sólida actuación defensiva de sus jugadores mayores contra Argentina en su choque por el Campeonato de Rugby el sábado.

Los Springboks se enfrentan a Los Pumas en el Nelson Mandela Bay Stadium con una nueva línea de fondo que no tiene titulares habituales como Makazole Mapimpi, Cheslin Kolbe, Damian de Allende, Lukhanyo Am, Handrè Pollard y Willie le Roux.

Stick, sin embargo, confía en que gente como Elton Jantjies, Cobus Reinach, Jesse Kriel, Sbu Nkosi y Frans Steyn podrán mantenerse firmes frente a lo que se espera sea un desafío físico de Argentina.

“Cobus, Elton, Frans, Jesse Kriel y Sbu, conocemos a esos tipos y lo que han hecho antes por nosotros. Sabemos que tienen lo que se necesita y el hecho de que tienes uno o dos jóvenes en los canales externos donde pueden aportar algún ex factor en el juego, y eso es lo clave para nosotros, ”dijo Stick.

“Nos enorgullecemos de nuestra defensa y no dudo que esos muchachos darán un paso al frente y se asegurarán de aprovechar sus oportunidades.

“Va a ser difícil porque Argentina tiene buenos jugadores y han seleccionado probablemente a su mejor equipo que posiblemente podrían seleccionar de su plantilla. Va a ser difícil, pero estaremos a la altura del desafío ".

Stick dijo que los Bok no han cambiado su preparación y se han apegado a su rutina habitual.

“Si miras cómo nos estábamos preparando para los Leones Británicos e Irlandeses, no hay mucha diferencia con lo que estamos haciendo ahora. Respetamos a todos los equipos contra los que vamos a jugar y nos ceñimos a nuestra rutina ”, dijo.

“He mencionado que teníamos metas desde el principio y esas metas tienen ciertas acciones que debemos tomar para poder lograrlas. Entonces, el proceso de cómo hacemos las cosas, cómo analizamos los equipos, cómo compartimos información con los jugadores y nos apegamos a la rutina no cambia independientemente de contra quién estemos jugando.

"Debemos asegurarnos de ser consistentes con lo que queremos lograr, tenemos estándares muy altos para nosotros mismos y el mayor desafío es mantener esos estándares para asegurarnos de lograr todo lo que queremos lograr".



Nueva Zelanda comenzó el Rugby Championship con goleada ante Australia y se consagró en la Bledisloe Cup


Nueva Zelanda se quedó con la Bledisloe Cup número 49 y la primera fecha del Rugby Championship en el Eden Park por 57-22. De esta manera, el conjunto de Ian Foster estiró la ventaja sobre Wallabies en dicho estadio. La próxima fecha será el sábado 21 de agosto tierras aussies.




sábado, 24 de julio de 2021

vino Carlon


“Cabaret, Tropezón.. y la eterna rutina, pucherito de gallina con viejo vino Carlón
¿Qué era el vino “Carlón”?.
Son pocos los que saben que el vino más consumido en toda la historia argentina, es el que vamos a describir en esta columna.


El famoso vino Carlón, desaparecido ya hace unos cien años, dominó el escenario local durante nada menos que cuatro siglos.
Una de las leyes de la corona española del siglo XVI, citaba que se prohibía el cultivo de la vid en sus colonias americanas, por lo tanto el vino debía ser importado desde España. Con esta premisa, los funcionarios y los altos estratos sociales, se aseguraban la provisión de los vinos finos de la denominación española de La Rioja, de alta calidad.
En tanto que, en lo que respecta al resto de la población, debía conformarse con productos más económicos provenientes de Benicarló.
Benicarló es una localidad costera de la provincia de Castellón de la Plana, en la región de Valencia, al Este de España.
Allí se elaboraba un vino al que se le agregaba durante su vinificación mosto concentrado cocido, al mejor estilo romano, para preservarlo mejor durante más tiempo.
La uva principal con la que se hacía este vino era la Garnacha, junto con la Garnacha Tintorera. Uvas de alto rendimiento en el viñedo, con una carga importante de color y taninos.
Estas cepas, junto con el modo particular de vinificación adoptado, daban como resultado un producto “pesado” en la boca, de gran cuerpo, denso, de unos 15 a 16 grados de alcohol, sabroso, de color intenso azulado oscuro, con una potencia aromática fuerte y persistente. Y justamente por las cualidades descriptas, se hacía un poco difícil beberlo puro, así, directamente del vaso (porque no se piense Usted que se tomaba en copas).



Entonces comenzó la folklórica costumbre argentina de rebajarlo o mezclarlo con agua, hielo, y posteriormente soda.
Era la única forma de poder beber los vinos provenientes de Benicarló, que para resumir su nombre los pobladores de aquel entonces los llamaban Carló, lo que finalmente terminó deviniendo en el término Carlón. Desde mediados de los años 1500, hasta principios de 1900, fue un producto tremendamente popular.
Durante esa gran cantidad de años, moldeó y modeló el paladar del consumidor local, e instauró costumbres que aún persisten.





No faltaba en ninguna casa del país, en ninguna pulpería, ni en ninguna pizzería (cada escenario acorde a su época). Era sin lugar a dudas el predilecto de los consumidores de aquellos entonces (muchas opciones no había), y que cada vez contaba con más y más demanda, incrementando a altos niveles las ventas de las bodegas de Benicarló, llegando a su punto máximo de comercialización en 1890. Y teniendo como principal destino, el puerto de Buenos Aires.
Se siguió inclusive consumiendo hasta la década de 1920, pero poco a poco iba perdiendo terreno a manos de los exponentes que se realizaban en las provincias de Cuyo (San Juan y Mendoza).
Lentamente, los vinos locales, comenzaban a expandirse y a gozar de cierto respeto, ya que impulsados por las comunidades religiosas, los bodegueros hacían cada vez más cantidades y de mejor calidad, dejando de lado el agregado de mosto cocido, clásico del Carlón.
Además, la gran demanda del Carlón, tuvo como consecuencia una merma importante en su calidad, en pos de poder mantener e incrementar la producción, cosa que le jugó totalmente en contra y ayudó más todavía a envalentonar a los pioneros bodegueros nacionales.
De todos modos, el Carlón estaba dejando detrás suyo una huella marcada a fuego en la idiosincrasia del pueblo argentino, en sus costumbres y en sus gustos.
En lo referente a la antaño prolífera localidad de Benicarló, su éxito tuvo un abrupto desenlace, ya que las plagas europeas de la filoxera y el mildiu en los viñedos, la diezmaron totalmente.
A tal punto que para 1930 ya no quedaba nada, todo había sido arrasado y abandonado, hasta la última vid. Esto era lo único que les faltaba a los vinos argentinos para pasar a ser los protagonistas en las mesas nacionales, reemplazando al otrora famoso Carlón.
De hecho, distintas fuentes argentinas recopilan testimonios de elaboradores de vieja data, quienes anticipaban o presagiaban la futura calidad del vino argentino, como por ejemplo el jesuita que cita el historiador Felipe Pigna, que escribía: “Con mejoras en las condiciones de las bodegas, no sería necesario cargar de la porción de (mosto) cocido que al presente se acostumbra, siendo bastante la mitad o nada.
Sin cocido se hizo en Mendoza una cantidad de vino suficiente para el gasto de la comunidad religiosa, que resultó de menos cuerpo, mas al mismo tiempo de bastante espíritu, de excelente gusto, y lo que es más, se conservó y duró casi un año entero”.
El cantor de Lanús, Roberto Medina, que nació en 1923 y vivió una vida bohemia, reflejó sus noches de cantinas, cafiolos y coperas en el tango Pucherito de gallina.
«Cabaret… Tropezón…,
era la eterna rutina.
Pucherito de gallina
con viejo vino Carlón.»
Edmundo Rivero lo popularizaría más tarde, grabándolo con guitarras el 8 de septiembre de 1958.
«Cabaret…metejón…,
un amor en cada esquina;
unos esperan la mina
pa’tomar el chocolate;
otros facturas con mate
o el raje para el convoy».
Fuente del texto:
Diego Di Giacomo, Somemelier.Miembro de la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores.
Posteo:Romina Melongo
búsquedas a cargo de Diego Weinstein

martes, 15 de junio de 2021

Nati cocina desde la confitería del Molino - Copa Melba



CC360/confitería del Molino

Copa MELBA (al plato)

 






Servir al plato esta “copa Melba”, uno de los más emblemáticos y exquisitos postres que recuerdan a la cocina de El Molino, es ciertamente, un guiño a nuestra época. Las grandes y altas copas que se usaban en El Molino se ven poco ahora. Al presentar el postre “al plato”, fusionamos los sabores de aquél tiempo con nuestra época, menos formal y más práctica, sin renunciar a las sensaciones que nos provocan los colores y las texturas de las cremas heladas y las frutas.  

Para dos comensales, vamos a necesitar: 

LAS FRUTAS
1 durazno maduro
2 damascos
1 pelón
½ taza de frambuesas frescas
¼ taza de azúcar
2 nueces de manteca (2 cucharadas)
¼ cucharadita de extracto de vainilla

Para el ENSAMBLADO
2 galletitas tipo oblea
¼ kg de helado de vainilla o de crema americana

Preparando las FRUTAS
Lavar y secar bien las frutas, ya que serán utilizadas con sus cáscaras.
Con la ayuda de un cuchillo pequeño, partir el durazno, el damasco y el pelón por la mitad, y retirar los carozos.
Calentar una sartén mediana a fuego medio; agregar 1 cucharada de la manteca y el azúcar. Cocinar hasta que el azúcar empiece a derretirse y a formar un caramelo rubio.
Agregar las frutas con la carne hacia abajo y cocinar entre dos y tres minutos hasta que se doren, junto al caramelo.
Agregar un chorrito de agua para cortar la cocción, y en este momento agregar las frambuesas y el resto de la manteca y la vainilla, para aromatizar, redondear y abrillantar la salsa. 
Retirar del fuego.

Para el EMPLATADO
Elegimos un lindo plato. 
Si deseamos evocar la glamorosa época de oro de El Molino, podemos utilizar un plato de porcelana o loza antiguas. 
Romper las obleas y ponerlas en el centro del plato. 
Con una cuchara especial para servirlo, distribuir el helado en los platos, terminar con las frutas y una buena cantidad de la salsa. 
Servir inmediatamente.
historia de la copa Melba
Nellie Melba -  Auguste Escoffier 1846-1935
El melocotón Melba o pêche Melba, que así se bautizó en origen, lo inventó el señor Auguste Escoffier, (fue el que diseño el menú de primera clase del Titanic) famosísimo cocinero, restaurador y escritor francés que nació en el 1846 y murió en el 1935. Cuentan en su biografía Le Maître des Saveurs que el postre de melocotón almibarado, helado de vainilla y frambuesas nació en el hotel Savoy de Londres en 1894 en honor de la cantante australiana de ópera Nellie Melba, nombre artístico de Helen Porte Michel, que adoptó el nombre Melba en recuerdo de su ciudad natal, Melbourne.
Nellie, que se hallaba representando Lohengrin de Wagner en el Covent Garden, Londres, tenía sus más y sus menos con el Duque de Orleans. Este personaje se alojaba en el Savoy, cuyas cocinas regentaba el señor Escoffier.
Escoffier encontró que las fresas resultaban demasiado ácidas para el conjunto. Al día siguiente del banquete, habiendo encargado la diva un refrigerio para comer antes de su actuación, Escoffier colocó en un plato medio melocotón confitado sobre un poco de helado de vainilla y lo salseó con puré de frambuesa. Lo envió a la cantante con una nota: “¿Mejor así?”. La respuesta de Nellie no se hizo esperar: “¡Incomparable! Melocotones, vainilla y frambuesa forman la mezcla más conveniente que haya conocido. ¿Cuál es el nombre de esta divina receta?”, preguntó la diva. Al día siguiente a la hora de comer, el cocinero se dirigió a la mesa donde se encontraba madame Melba, se acercó a ella y le susurró el nombre del postre que ha pasado a la historia de la gastronomía: pêche Melba.
fuente El comidista por Miriam García.

Nati cocina desde la confitería del Molino - Postre Leguizamo




CC360/confitería del Molino

Postre Leguizamo

Tal vez, el postre Leguizamo sea el más representativo de El Molino, no solo porque se trata de un postre que generó una increíble cantidad de fanáticos, sino por su historia, absolutamente ligada a nuestra historia. 

Sabemos de muchas comidas y postres que llevan el nombre de monarcas de todas las latitudes, pero es la única creación que homenajea a un rey… ¡del turf!


Y no solo eso: fue el mismísimo Carlos Gardel quién en 1927 le pidió a su amigo Cayetano Brenna, por entonces dueño de la Confitería El Molino, que creara algo bien rico que llevara el nombre del diestro jinete. 
El día del pedido de Gardel a Brenna, Irineo Leguisamo había llevado al triunfo en Palermo a Lunático, un caballo propiedad de Gardel. 
Hermosa historia que nos dejó en herencia un postre exquisito que hoy es parte de nuestra identidad.



Lista de ingredientes

Para la CREMA PASTELERA, vamos a necesitar:
4 yemas de huevo
1 cucharadita de extracto de vainilla
500 ml de leche entera
40 g harina
120 g azúcar

Para el PIONONO, vamos a necesitar:
3 huevos grandes (a temperatura ambiente)
2 cucharadas de azúcar granulada (25 g)
1 cucharadita de miel
½ taza de harina (65 g)
¼ de cucharadita de sal

Para el HOJALDRE, vamos a necesitar:
300 g de harina
7 g de sal
170 ml de agua
250 g de manteca (a temperatura ambiente)
Para el ENSAMBLADO, vamos a necesitar:
350 g de castañas en almíbar
4 tazas de dulce de leche
1 plancha de merengue (o 3 tazas de merenguitos)
1 taza de almendras tostadas y peladas
350 g de crema chantilly
½ taza de azúcar impalpable

Paso a paso, vamos resolviendo cada preparación:

CREMA PASTELERA

Calentar la leche con la vainilla y el azúcar. En un bowl mezclar la harina y las yemas, agregar la leche caliente y volver la mezcla a la olla.
Cocinar revolviendo constantemente hasta que espese. Enfriar, cubriendo con papel film para evitar que se seque.
PIONONO
Enmantecar y cubrir con papel manteca una bandeja para horno de 40x30cm
En el bowl de una batidora, mezclar los huevos, el azúcar y la miel. Usando el accesorio batidor de alambre, mezclar para incorporar los ingredientes lentamente y luego cambiar a velocidad alta, batiendo durante 10 minutos hasta que espese y la mezcla se aclare (estará lista cuando se levante el batidor y la mezcla trace una cinta sobre sí misma antes de volver a incorporarse).
Agregar la harina y la sal a la mezcla, pasándolas tres veces por tamiz. Mezclar suavemente y de manera envolvente después de cada adición. Verter en la bandeja para hornear preparada, extendiendo la mezcla suavemente de manera uniforme.
Cocinar en horno precalentado a 180ºC durante 8-10 minutos o hasta que se dore suavemente y los lados se desprendan de la bandeja para hornear. Retirar del horno y dejar enfriar completamente en la bandeja.

HOJALDRE
Para obtener una masa que rinda para cuatro porciones, mezclar la harina con la sal y con el agua. Amasar hasta obtener una mezcla homogénea. Hacer una bola y cubrir con papel film. Refrigerar durante 30 minutos.
Colocar toda la manteca encima de papel enmantecado. Cubrir con otra hoja de papel y con la ayuda de un palo de amasar, presionar y extender hasta conseguir un perfecto cuadrado de manteca, dejando el mismo grosor por todos lados. Refrigerar.
Estirar la masa de harina encima de la mesada enharinada, formando un rectángulo dos veces mayor al tamaño de la manteca.
Colocar el cuadrado de manteca en un costado y cubrir con el otro, pinchar los bordes para cerrar bien. Darle unos pequeños golpes con el palo para pegar bien ambas capas. Refrigerar durante 5 minutos
Sobre la mesada enharinada estirar la masa haciendo un rectángulo. Retirar el exceso de harina que quede sobre la masa. Tomar la parte inferior del rectángulo doblando aproximadamente 1/3 de la masa. Luego, doblar la parte superior de la masa. Todo tiene que estar bien alineado para hacer 3 capas uniformes. Enfriar durante 5 minutos
Golpear con el palo suavemente. Girar la masa 90°. Las tres capas visibles deben estar hacia arriba y hacia uno. Estirarla, y nuevamente plegar. Envolver la masa en papel transparente y refrigerarla durante 30 minutos.
Sacar la masa de la heladera y colocarla con las capas visibles hacia quién está amasando. Sellar los bordes apoyando el palo de amasar.
Estirar la masa formando de nuevo un rectángulo lo más regular posible. Doblar la parte de abajo, esta vez hasta el centro, y lo mismo la parte de arriba. Doblar la masa en dos (como un libro), cubrir y refrigerar nuevamente.
Repetir este paso una vez más ¡y ya estamos, lista para ser usada! Estirar y cortar dos círculos de 28 cm de diámetro, colocarlos en una placa de horno, pincharlos con un tenedor y llevar la placa a horno fuerte por 25/30 minutos o hasta verla bien doradita. Dejar enfriar por completo

Finalmente, el ARMADO
En un molde redondo y desmontable de 28 cm, ensamblar la torta de la siguiente manera:
Colocar un disco de hojaldre como base y con una espátula distribuir de manera pareja dos tazas de dulce de leche. 
Cubrir con un disco de pionono y a éste con dos tazas de crema chantilli, merengues rotos y castañas. 
Cubrir con el último disco de pionono, y la crema pastelera y las almendras. 
Terminar con un disco de hojaldre bien crocante.
Llevar a la heladera y dejar enfriara un par de horas. Desmoldar, y con la ayuda de una espátula o cuchillo largo cubrir los lados de la torta con dulce de leche y encima almendras picadas. 
Terminar la torta con azúcar impalpable. 
El Leguizamo original se termina con fondant, que es una forma de azúcar y glucosa espesa, pero la terminación con azúcar impalpable le otorga un final más ligero e igualmente dulce. Enfriar un par de horas antes de servir.

viernes, 7 de mayo de 2021

Los cambios más pequeños pueden cosechar la mayor recompensa

                        "Una vida nueva, destruyamos las rutinas"

publicado en weTransfer 

por Pandora Sykes

Todos tenemos rutinas personales. 

Desde el cuidado de la piel hasta el cuidado de los niños, pasando por la forma en que trabajamos y gestionamos las relaciones. 
Estas rutinas se han perfeccionado inconscientemente a lo largo de los años y se han convertido en patrones que son a la vez reconfortantes y difíciles de romper. Pandora Sykes, autora de ¿Cómo sabemos que lo estamos haciendo bien ? explora los beneficios creativos y personales que encontró al separarse conscientemente de la rutina.

Pandora Sykes es escritora y locutora de podcast vive en Londres. 

La cofundadora y copresentadora del podcast de mujeres número uno del Reino Unido, The High Low , actualmente está trabajando en la temporada 2 de The Missing , un podcast sobre personas desaparecidas a largo plazo realizado en colaboración con la organización benéfica Missing People y disponible en podcast, ahora. 

Su colección de ensayos sobre la vida moderna, ¿Cómo sabemos que lo estamos haciendo bien? sale en rústica en mayo. 

Puedes encontrar su periodismo en The Sunday Times, Elle, GQ, Grazia y más.



Collages de Vartika Sharma 
Sharma es una artista visual con sede en Nueva Delhi que trabaja en el medio del collage y la fotografía y emplea sensibilidades similares en su práctica de diseño, creando una combinación única de arte y diseño







Crear y mantener una secuencia de eventos organizó un mundo que con frecuencia no entendía en algo manejable.
Siempre he sido un riguroso con la rutina. 
Cuando tenía cinco años, tuve que hacer mi cama y encender y apagar el interruptor de la luz tres veces antes de salir de mi habitación por la mañana. Cuando era un preadolescente, me cambiaba de nuevo a mi uniforme escolar antes de acostarme y dormía con él, para poder realizar de manera eficiente toda mi rutina matutina, incluido el desayuno, en siete minutos. 
En la universidad, una época idealizada por su débil adopción de la rutina, desarrollé una serie de reglas secretas sobre cuánto tiempo podía sentarme en la biblioteca, cuántas horas de sueño me permitía tener y en qué días podía deshacerme de la literatura y descienda a Primark. 
En los últimos años, como muchas personas que hacen malabarismos con el trabajo y dos niños pequeños, mi rutina se volvió más limitada que limitada. 
La rigidez significaba que una visita inesperada en la puerta haría que mi corazón se hundiera; una llamada telefónica no programada se convirtió en algo de lo que tuve que reparar más tarde. 
Cuando me cansaba de una determinada secuencia, o sentía que no estaba cosechando los efectos mágicos que posiblemente no puede cosechar, simplemente me la quitaba y me deleitaba con otra.

Las rutinas de mi vida han variado en sabor, pero todas han estado regidas por tendencias compulsivas. 
Crear y mantener una secuencia de eventos organizó un mundo que con frecuencia no entendía en algo manejable. 
Una rutina ofrecía comodidad y protección. 
He entretenido más rutinas en mi vida de las que he devorado box sets, y decidir comenzar una nueva es la mejor sensación de todas. 
Por un momento, me sentía como un Dios: ¡mírame, diseñando mi vida para que funcione para mí! 
Cuando en realidad estaba haciendo todo lo contrario. 
Estaba trabajando para mis rutinas. 
Pasaba más tiempo preocupándome por el flujo de los eventos que por los eventos en sí. 
A esto lo llamo "tickboxery", donde las cosas se planifican (y normalmente se anotan), aunque solo sea para ubicarlas y marcarlas en la lista de la vida. 
Seguí metiendo más y más cosas en mis rutinas, de modo que la piel de ellas apenas podía contener la carne.

Tener una rutina estrictamente programada me mantuvo a salvo. Me mantuvo cuerdo.

Hasta que no lo hizo.











Comencé a desvincularme conscientemente de una rutina fija hacia fines del verano pasado, luego de un ciclo de entrevistas para promocionar mi nuevo libro. 
Mi libro trata sobre las ansiedades, trivialidades, mitos y tendencias por las que algunas (¡no todas!) Mujeres pueden medir sus vidas. 
Como era de esperar, surgió la pregunta: ¿Qué diría el libro sobre todo esto dado que casi todas esas ansiedades, trivialidades, mitos y tendencias sobre las que había escrito se conservaban actualmente en áspic debido a la pandemia? 
Me pregunté si el libro engañaría al lector; presentándoles todas las formas en que podrían haber vivido sus vidas. 
¿O podría brindar una oportunidad para evaluar o analizar la forma en que vivimos nuestras vidas a distancia, para descubrir cómo pueden servirnos mejor?

Necesitaba practicar lo que predicaba y hacer un balance de lo que había aprendido. 
Estaba en otra mala racha de insomnio y luchaba con mi salud mental después del nacimiento de mi hijo. 
Mi trabajo consiste en hacer girar un montón de platos diferentes, generalmente del mismo conjunto de porcelana, pero que involucran a diferentes personas y organizaciones, y cuando uno se cae, hay un efecto dominó. 
Me encontraría disculpándome no con una persona, sino con diez.

Para algunos, la rutina ofrece una libertad. 
Para otros, puede mantenerte fuertemente atado, de modo que tu experiencia del mundo quede contenida dentro de una serie de pasos. 
Comencé a sentirme como el robot protagonista de la nueva novela de Kazuo Ishiguro sobre una amiga artificial llamada Klara que solo puede ver el mundo en cajas. 
En lo más profundo de mi ser, sentí que era hora de dejar que algunos platos se rompieran. ¡Dejar que mi rutina apretada se rompa! y ver qué tipo de kintsugi podría crear con los pedazos rotos.
Para algunos, la rutina ofrece una libertad. 
Para otros, puede mantenerte fuertemente atado, de modo que tu experiencia del mundo quede contenida dentro de una serie de pasos.

En momentos de gran estrés, las rutinas son importantes. 
Los profesionales de la salud nos aconsejaron mantener una rutina en la pandemia y si no la tuviéramos, crear una. 
Pero cuando otros adoptaron la rutina, la abandoné. 
Dejé de crear un cronograma consecutivo en el que se contabilizara cada hora y, en su lugar, hice un plan aproximado para la semana. 
Dejé de buscar limpiar mi bandeja de entrada al final de la semana laboral. 
Esta anulación de la programación se aplicó no solo a mi vida profesional, sino también a la personal. 
Solía ​​dejar para ponerme al día con amigos que no había visto en todo un año durante el fin de semana, pero con dos hijos y una aversión a mi teléfono los domingos, nunca funcionó. 
Si ha habido algún tipo de aprendizaje colectivo este año, seguramente sea este: ¿para qué hacer los planes (o las rutinas), aunque solo sea para preocuparse por ellos?

Mi principal ambición era dejar de mirar hacia adelante. 
Quería dejar de usar la rutina como una forma de vivir en el futuro y, en cambio, abrazar y enfrentar el ahora mismo. 
Vivir en el futuro es un consuelo, promete esperanza y entusiasmo, una oportunidad de hacer las cosas de manera diferente, pero también es una forma de escapar del presente. 
Le permite evitar lo que está sucediendo frente a sus ojos y, en términos de trabajo, avanzar rápidamente en el proceso. 
Esto comenzó a sentirse denso: "el proceso", aunque el lenguaje es burlón, es posiblemente la mejor parte de cualquier proyecto creativo.







Decidí dejar de ver los desvíos como desvíos. 
Mirar no a la línea de meta, sino a unos pocos pasos por delante.

Decidí abordar cada día como algo singular, en lugar del siguiente de una serie. Anteriormente, había asignado ciertos días a ciertas actividades (administración el lunes, reuniones a mitad de semana) y mantenía mis tardes estudiadamente libres, porque sabía que a menudo estaba cansado. 
Paradójicamente, las noches son cuando me siento más creativo. 
Entonces comencé a permitir que mi día laboral se doblara y flexionara en torno a mis emociones, tanto como pueda cuando tiene hijos, en lugar de la idea común de un día laboral. La libertad de trabajar independientemente nunca ha sido una que haya abrazado cómodamente. 
Soy organizado, me gusta tener personas mayores y más sabias trabajando por encima de mí, me gusta tener límites claros. 
Y así, en ausencia de diktats, había creado el mío. 
Pero, ¿Qué es trabajar por cuenta propia? si no una forma de encontrar la libertad en su forma de trabajar? 
Así que adopté un enfoque de "volver a la mesa de dibujo". 
En mi proyecto actual, casi todas nuestras entrevistas han tenido lugar por la noche. 
En lugar de agotarme, me galvanizó, dejando la carne de mi día para el final, lo que me permitió buscar y hurgar en mi camino a través de mi día con la investigación, en lugar de enfrentarme a otra primera cosa humana (lo que a menudo significaba que no lo haría. dormir la noche anterior).

Había cosas concretas que podía hacer (e hice), pero en general, abordé el abandono de la rutina más como un sentimiento que como un acto. Imaginé mi mente y mi día como un globo: no fijo, sino flotando libremente. 
Debo aclarar ahora que no busqué un rechazo total de la rutina en su totalidad, eso nunca funcionaría con dos niños pequeños que necesitan ser bañados y alimentados aproximadamente a la misma hora todos los días, sino más bien, como los gurús de la tecnología y el bienestar. llámelo, para romper mi obsesión con la mía apretada.

Vivimos en una crisis de productividad y la rutina está en el centro de esto. 
Fetichizamos las rutinas de los demás, aunque a menudo esa fetichización se convierte en mear. 
Pienso a menudo en el loco método de flujo de trabajo de la entonces fundadora de The Wing, Audrey Gelman, quien en una entrevista con The Cut mencionó el sistema de bandeja de entrada codificado por colores que había creado con su asistente, Penelope, con 60 categorías diferentes de correo electrónico. 
Me cuesta incluso imaginar cómo ese sistema permite cualquier tipo de claridad, y mucho menos ponerlo en práctica yo mismo, pero esa es la belleza de la rutina, ¿no es así? Encuentra uno que funcione para ti. 
Es solo que en cierto punto, toda esa búsqueda de mi propia rutina perfecta me hace preguntarme si no estoy buscando otra cosa.

Me sentí feliz de considerar genuinamente lo que definí, y valoré, como un buen día de trabajo, una buena mujer trabajadora, una buena madre trabajadora.

Lo increíble es que apartarme de la rutina no me aterrorizaba, alguien a quien le gusta todo lo clavado en tierra firme.- de la manera que pensé que sería. 
Me sentí feliz de considerar genuinamente lo que definí, y valoré, como un buen día de trabajo, una buena mujer trabajadora, una buena madre trabajadora. Después de todo, se hicieron las cosas. 
No fui un irresponsable. 
Sabía que tenía que enviar el trabajo que había aceptado enviar para que me pagaran. 
Sabía que había que lavar las cosas y alimentar la boca. 
Las rutinas son diferentes a los hábitos, aunque los términos a menudo se usan indistintamente. 
No son buenos hábitos los que estoy abandonando. 
En todo caso, aflojar la idea de una rutina fija me permite adoptar más de ellas (incluido extender la espalda con un rodillo de espuma) porque nunca antes había asignado un espacio para el cuidado personal ad-hoc. 
En cambio, decidí dejar de ver los desvíos como desvíos. 
Mirar no a la línea de meta, sino a unos pocos pasos por delante.

Mi actitud general hacia el trabajo no ha cambiado mucho. 
Sigo diciendo que sí a proyectos para los que sé que no tengo tiempo, sigo tomando desvíos creativos sin sentido, sigo apagando mi teléfono durante largos períodos de tiempo, pero la diferencia es que estoy no registrar exactamente lo que se hace y cuándo. 
Las tareas no se asignan en ranuras o, cuando es posible, incluso en días. 
En cambio, hay una lista suelta de cosas por hacer para la semana, que paso de un lado a otro y me abro camino. Intento no pensar en la rutina y la recompensa y, en cambio, voy más por instinto. 
Significa que paso la mayor parte de mis tardes trabajando, pero también significa que puedo dar un paseo por el parque comiendo un pastel de queso a las 11 a.m. o tomar un baño a las 9 a.m. 
No es un cambio dramático, pero ha sido sísmico a nivel personal. “Suenas libre”, observó un amigo el otro día por teléfono. "Sé que es irónico decirlo durante el encierro, pero suenas libre". 
Quizás, y perdóneme la interpretación literal aquí, tuve que estar físicamente encerrado por una pandemia para romper con las rutinas que yo mismo había creado.

Me tomó más de cuatro años actualizar el privilegio de ser autónomo: tener un control casi total sobre la secuencia de su día. 
Los clientes exigen el trabajo terminado, pero no les importa cómo llego allí o, la mayoría de las veces, a qué hora del día lo hago. 
Pero el impuesto sobre tal libertad es que nadie hace sonar un látigo, como ocurre en una oficina. 
Nadie viene a "encontrarte" para "comprobar si estás bien" (lee: comprueba si estás trabajando las horas en las que te contrataron) si te escondes en el baño leyendo, durante 45 minutos. 
La única persona que viene a buscarme ahora es mi niña pequeña, con la esperanza de que solo por esta vez se le permita limpiarme el trasero. 
"¡Despediría a mi jefe si pudiera!" Solía broma (mi jefe me lo es), pero creo que podría tener en realidad que la despidan. 
O al menos, una parte de ella. Y tal vez eso no sea nada malo.










Este tipo de elasticidad en términos de horario tal vez no signifique mucho para los compañeros autónomos sin hijos, pero resultará extraordinario e irritante para aquellos cuyo lugar de trabajo impone una actitud de vagabundeo de 9 a 5. 
No todo el mundo puede interrumpir su propia rutina con un abandono salvaje. Habría sido imposible, por ejemplo, si hubiera estudiado en casa o si las guarderías hubieran cerrado. 
Para algunas personas neurodiversas, mantener una rutina no es una elección, sino una cuestión de supervivencia. Naoise Dolan, autora de Exciting Times (incluida en la lista para el Premio Femenino de Ficción), fue diagnosticada recientemente con autismo y escribió sobre cómo eliminar incluso una acción de su secuencia matutina, por ejemplo, durante el encierro, un blanco plano del café local, puede hacer que el día sea casi insoportable.
 “Mis rutinas me permiten poner la mayor parte de mi vida en piloto automático y usar mi cerebro donde sea útil”, me dice. 
"Cuando colapsan, básicamente vuelvo al punto de partida y el millón de decisiones vuelven a aparecer".

La rutina ofrece seguridad a muchos; para otros, puede parecer una trampa. 
Hago hincapié en la palabra sentir , porque veo la vitalidad del cambio más como algo mental que físico. 
Para aquellos que carecen de la autoridad para cambiar su día, considere algunas micro rebeliones, como preguntarle a su jefe si puede cambiar la hora de su almuerzo o, si trabaja en una rotación inflexible, desayunar para la cena.

 

Intercambia camas con tu compañero de piso, responde mensajes de texto con postales, sáltate el entrenamiento y pinta tu habitación. 
Los cambios más pequeños pueden cosechar las mayores recompensas.


Cuando relajé las riendas de mi rutina, mi esposo, nunca caótico, pero tampoco riguroso, creó una inquebrantable. 
No para él la rotación de rutinas flibbertigibbet que me entretuve. 
Todas las noches, arregla su ropa para el día siguiente y arregla las cosas del desayuno en la mesa de la cocina, hasta poner granos de café en tazas y cucharas pequeñas engomadas en bandejas de plástico compartimentadas. 
Hace ejercicio todas las mañanas, no importa qué tan temprano tenga que levantarse para ir a trabajar, lo que a veces significa que hace ejercicio a las 4 de la mañana. 
Come lo mismo para el desayuno y el almuerzo todos los días de la semana. 
Toma un café negro, luego un café con leche y luego un café negro, siempre en ese orden, a lo largo de la mañana. 
Después de casi una década juntos, su configuración predeterminada pasa de espontánea a ordenada, mientras viajo en la dirección opuesta. 
Al principio pensé que era simplemente una extraña coincidencia, hasta que me di cuenta de que nuestras oscilaciones iban en tándem. 
Siempre hemos sido como el ying y el yang. 
Y así, mientras me ajustaba de una manera, él inconscientemente ajustaba la otra. Más que nada, esto me ha aliviado. 
Me he dado cuenta de que el matrimonio puede ser fluido, al igual que su enfoque de la rutina. 
A la vida. A ti mismo.

Mi amigo me dijo una vez que hay dos tipos de personas en el mundo: las que quieren mover el mundo y las que se mueven con el mundo. 
Pero quiero vivir en ambos campos; someterse, pero no rendirse. 
Una rutina me permitió imponerme en el día. 
Me permitió pensar que sabía quién era yo, una persona que no podía tolerar interrupciones no programadas. 
En cambio, mientras salimos del encierro, como conejitos de polvo socialmente hambrientos, quiero que el día se imponga sobre mí . 
Quiero quedarme quieto en la brisa primaveral, libre de marcas de tiempo y listas de tareas pendientes, sabiendo que nuestra capacidad de renovación no tiene nada que ver con la rutina.

¿Por qué creemos que nos estamos equivocando en la vida? 

Pandora Sykes en el podcast de Happy Place